viernes, 11 de noviembre de 2011

"Poco a Poco..." con Manuel Carrasco

Este mes de Noviembre la colaboración para nuestra sección mensual, nos viene de la mano de un gran veterano de nuestra cuadrilla, nuestro querido amigo Manuel Carrasco.Manuel, con sus 45 años, cuenta con una dilatada experiencia en el mundo de abajo, y más concretamente en nuestra cuadrilla, a la cual hace ya 28 años que pertenece. Así pues llegó a conocer las igualás del mercado de entradores, la vuelta de nuestra Hermandad por la calle Rioja y los bocadillos y torrijas al final de nuestros ensayos.Además de pertenecer a nuestra cuadrilla, Manuel comienza el Domingo de Ramos como costalero del paso de palio de la Hermandad de Jesús Despojado, para continuar el Miércoles Santo trabajando en la cuadrilla del Cristo de la Sed de Nervión.Es padre de un niño muy cofrade, que suele acompañar a su padre y a su tío Diego cada Viernes Santo alimentándose de experiencia para su próximo futuro como costalero.Os dejo con la palabra de un gran hombre, un gran costalero y como no decirlo, de un gran bético.
José Vargas Spínola




Han pasado muchos años desde mis comienzos y a su vez grandes cosas que recordar.
Allá por el año 1983 empecé mi andadura con el costal, siendo en 1984 cuando me incorporé a la Hermandad de Monserrat. Eran otros tiempos, por aquella época, por necesidades de las hermandades, eran los amigos y conocidos los que te decían o te llamaban para comunicarte que en esta o en aquella otra hermandad faltaba personal para sacar los pasos a la calle.
Y empezaban los ensayos, eternos, pero placenteros, conocimos a las ordenes de Ramón Castro (el Caña) los distintos barrios de Sevilla en sus ensayos (Triana, Santa Catalina, Calle Feria, Centro…..) y siempre terminábamos a las 5 de la mañana (¡¡¡para que luego se quejen los nuevos!!!). Luego José Ramón Gautier lo relevó en martillo, hasta nuestro días que José Vargas (Pepe, para los amigos) ha conseguido forjar una cuadrillo digna de admirar.
Pero esta cuadrilla no es fruto de un día , ni de una década, esta cuadrilla ,de la cual formo parte desde hace 28 años ,se ha ido formando poco a poco con el esfuerzo y tesón de muchos (Aún recuerdo con emoción el cuadro de los 10 años de costalero)(Como no me han dado el de los 25 eso significa que me tengo que quedar por lo menos hasta los 30 para que me den otro).
En estos años he visto llegar a muchos y marcharse a otros más, muchos que hacían la salida y se perdían a la vuelta, muchos que veían la canastilla el Viernes Santo y se echaban a temblar. Muchos que probaban y no volvían.Ya quedó atrás la vuelta con 3 por palo porque a la salida de Catedral aquello daba miedo, o la entrada con el único público (volvíamos por Rioja) de nuestras novias y el camión del Lipasam. Eran otros tiempos, en aquella época nuestro Hermano Mayor Juan Coto me acompañaba en la trabajadera, así como algún que otro que actualmente está en la cuadrilla de Capataces.
He pasado por muchas Hermandades, La Sed, Jesús Despojado, Santa Marta, El Valle, Sagrado Corazón de Jesús, y por supuesto la nuestra, unas de barrio, otras de centro, unas jóvenes aún por hacerse y otras centenarias, pero todas señeras,y en todas ellas me he encontrado con un gran grupo humano, con mi otra familia, y eso es lo que me llevo de tantos años de trabajadera, la unión entre mis hermanos del costal, sus sufrimientos, sus penas y alegrías, las charlas, sus secretos, sus desventuras, porque si hay algo que uno aprende es que la Hermandad entre costaleros no se tiene que limitar a los ensayos y al día de salida, uno es hermano de trabajadera todo el año, por ello es muy importante no perder el contacto fuera de la Cuaresma y tener de vez en cuando esos ensayos teóricos en el bar, esas convivencias hacen Hermandad y mientras más unidos estemos más disfrutaremos y nos apoyaremos unos a los otros.
En todo este tiempo también he tenido infinidad de Capataces y ayudantes, y a todos ellos quiero agradecerles lo que me enseñaron, me gustasen o no sus formas ,lo importante es recordar que nuestra misión es hacer estación de penitencia y hay una persona que nos tiene que guiar a la Santa Iglesia Catedral.
Y para despedirse, este viejo costalero (no por la edad, sino porque empecé muy joven) seguirá mientras el cuerpo aguante y el capataz lo estime conveniente al lado de sus hermanos de trabajadera, para lo bueno y para lo malo.
Desde estas líneas un fuerte abrazo a mis hermanos costaleros.