Y es ahora, cuando los días se cuentan con los dedos de una mano para que la primera se ponga en la calle,ahora cuando ensayos mudas y retranqueos prácticamente han acabado, cuando canastos cirios y respiraderos se han montado con el mismo éxito cada año. Cuando escudos y botones son cosidos por madres que trabajan a deshoras para que el pequeño de la casa vaya impecable este día del año. Es ahora cuando ya puedes oler el incienso, cuando los nervios afloran en la soledad de tu cama, piensas y sueñas lo que se acerca. Cuantas veces al año has vivido la salida del año pasado, saldrá bien este año? todos los años no son iguales, como vendrá mi gente? Nos respetara este año el tiempo? nunca se quiere mirar el tiempo, pero que difícil es no hacerlo,como no vas a querer saber que es lo que te espera , habrá sol y nubes? anticiclon o borrasca?
Preparados costales fajas y sudaderas, medallas colgadas y papeletas de sitios guardadas, todo un año de espera, ycon que prontitud se nos pasa. Es hora de acordarnos de ellos, de los que se fueron y desde algún sitio nos cuida, de los mayores que nos han dado la vida, y han compartido su sabiduría y sus últimos años. Es tiempo de soñar, con un día soleado, tu cruz de guía en la calle, una autentico ejercito incansable caminando con su cirio bara o cruz en la mano. Ya se ven los ciriales , una nube de incienso se hace visible y en el contraste del lúgubre interior de la capilla y la brillantez del astro rey , se dejan ver un par de candelabros, andando lentamente, paso firme y de frente, costaleros obedientes ,confiando ciegamente en el que les va mandando. Ya esta el cristo en la calle y un toque de corneta rompe el silencio sepulcral, un año esperando esto y ya esta en la calle mi hermandad. .
Soñad amigos compañeros y hermanos, soñad, que aunque solo queden días, aun nos toca esperar, aun hay varias noches para tu día mágico imaginar, soñad que en pocos días podréis despertar, para vivir durante unas horas la magia de esta ciudad. Vividla intensamente, que pronto nos tocará volver a esperar.
Eduardo Aguilera