Iniciamos ésta sección de nuestro blog en el año 2013, con la participación de un compañero de cuadrilla de la segunda trabajadera, nuestro buen amigo Diego Joaquín Tallafé Florido, Tallafé para todos nosotros.
Nacido en Triana, nuestro amigo tuvo que alejarse de su tierra natal en Septiembre de 1992 por motivos de trabajo, estableciendo su residencia en Barcelona hasta 1993, año en que volvió a trasladarse por los mismos motivos a Madrid, donde permaneció hasta Marzo de 2004.
Desde entonces, y esperando que sea algo definitivo, estableció su domicilio en su barrio natal, volviendo a sus raíces más allegadas.
Felizmente casado, nuestro compañero tiene 3 hijos, una hija de sangre con 29 meses y dos hijos de corazón con 13 y 18 respectivamente, como él mismo los define.
Muy implicado desde su pertenencia a la cuadrilla, yo me atrevería definir a Tallafé como una persona responsable, bondadoso y muy eficiente. Hombre de profundos sentimientos, con un alto valor de la amistad y con un amor imponderable al Stmo. Cristo de la Conversión.
Os dejo con su palabra.
José Vargas Spínola. Enero 2013.
“Dios esté con nosotros”
Al nacer, mi padrino Q.E.P.D. me hizo hermano de la Esperanza de Triana, hecho del que estoy muy orgulloso y del que te estaré eternamente agradecido tito. A los catorce años, por iniciativa propia me hice hermano de San Gonzalo. Ya desde muy pequeño vestí en la madrugada del viernes Santo la túnica de terciopelo verde de la Esperanza y desde los catorce años formé prácticamente en todos los tramos del Soberano Poder hasta llegar al octavo, que por aquel entonces era el último, posteriormente pasé a formar parte del tramo de penitentes.
Desde que cumplí la mayoría de edad llevo intentando formar parte de las dos cuadrillas de hermanos costaleros, pero entre que estuve unos años que no acudí a las igualás por estar trabajando fuera y lo complicado que es que alguno de sus afortunados componentes tomé la decisión de retirarse, decisión que personalmente considero mucho más dolorosa aún que el dolor de no llegar nunca a llevarlos sobre la cerviz, aquí me tenéis, intentándolo año tras año, sin faltar a una igualá.
Desde aquí quiero dar las gracias a mis hermanos Antonio y Manolo Díaz Álvarez y a toda la familia “Lí” por el apoyo que me han dado en el intento de acercarme a las trabajaderas del Santísimo Cristo de las Tres Caídas de Triana, besos y abrazos para vosotros familia.
El día de San José de 2004, Nuestro Padre Celestial tuvo a bien reclutar para su ejercito de Ángeles a mi hermano con tan solo 29 años de edad, Manuel “Dios está con nosotros”, Lolo o Talla para todo el que le conociera. Desde entonces, desde allí arriba, tu, velas por todas las personas que conocías y por las que no, porque tu compartías lo poco que tenias con los demás aún sin conocerlos. Recuerdo el día que entraste por las puertas de casa con un hombre sin hogar para que se duchara y después le cortaste el pelo con tu maquilla o cuando aún estando en paro le dabas algo a alguien que estuviera pidiendo y al decirte mamá, ¡pero hijo si tu no tienes!, le respondías, ¡a él le hace más falta que a mí!. No acabaría de contar cosas tuyas, aunque que a ti no te guste que las refiera. Un beso Hermano, te Quiero.
En 2005 un compañero de trabajo, Ignacio Martos, me reclamó para la cuadrilla de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado de la Algaba, llamada a la que acudí con la ilusión del que por fin va a encontrarse con su destino tras demasiados años de sufrida espera, pues aunque mi padre nunca fue de Cofradías, mis tíos y abuelos, sí, eran trabajadores del muelle, formaban parte de la cuadrilla de Alfonso Borrero y sacaban cada día una, heredando por tanto este bendito veneno que es la sangre costalera. Recuerdo mis primeras andaduras “costaleriles” sin costal, con cuatro o cinco añitos cuando levantaba la mesita baja del salón con alguna muñeca de mi madre encima a modo de Virgen, luego vinieron los pasitos de dos costaleros con el acompañamiento de los tambores del detergente colón, con excelente diseño para cumplir dicha función, ya con mi costal de morcelina morena, mi faja negra descolorida heredada de mi tío-abuelo Benito, curtida en tantas corridas sujetando sus riñones y los botines que tuviéramos al uso. Mas tarde llegaron los pasitos de cuatro costaleros que hacia yo mismo e invitaba a mis amigos e incluso buscábamos niños que quisieran participar en la salida procesional, una vez un niño que conocimos, le nombraban por el apellido “Ortega”, trajo un Crucificado que le prestó su tía, para nosotros ya fue el súmmun. Mas tarde pasamos a los pasos con varias trabajaderas, hasta siete llegó a tener el pasó más grande que llevamos al concurso de pasos que celebraba el Real Alcázar de Sevilla. Y posteriormente llegó la larga espera, ya que los amigos cabían en las Vírgenes de Gloria pero un servidor, tendría que esperar a que su Hijo le acogiera en alguna de sus cuadrillas y fue el miércoles santo de 2005, 24 de marzo, cuando el Cautivo tuvo a bien llevarme bajo sus pies toda la estación de penitencia excepto la penúltima chicotá que me salí para poder ver caminar al Hijo de Dios hecho hombre por las calles de la Algaba.
En 2006 otro compañero de trabajo, en este caso el responsable de que las llamas de la fe del misterio de Nuestro Santísimo Cristo de la Conversión se mantengan siempre encendidas en la calle, nuestro hermano Pepe Gómez, me invitó a la desarmá y me presentó a José Vargas, máximo responsable de la cuadrilla tras la retirada de José Ramón Rodríguez Gautier y a los costaleros. Desde ese preciso instante me sentí como un integrante más de la cuadrilla, por el tratamiento recibido. De igual modo os digo de corazón que no traía otras pretensiones que las de ayudar y así se lo hice saber a nuestro capataz, lo cual me agradeció, invitándome a no abandonar el grupo, a que siguiera viniendo a compartir momentos, le tomé la palabra por las sensaciones tan buenas que tuve, presentándome en 2007 a la igualá, en la que Pepe me citó para el primer ensayo en el Pumarejo pero no hubo hueco. Volví a la desarmá de ese año y fue en 2008 cuando tuve la inmensa fortuna de que Tu, Señor, me hicieras un huequecito bajo tus pies para que pudiera acompañarte cada viernes Santo desde entonces en tu caminar por las calles de esta hermosa Ciudad de Sevilla.
Tres momentos verdaderamente emotivos para mí se produjeron el 5 de abril de 2004, lunes Santo, segunda levantá del misterio del Soberano Poder ante Caifás en el dintel de la puerta (La primera siempre para el hermano y maestro de capataces Juan Vizcaya), 19 de marzo de 2008, miércoles Santo con mi Cautivo y el mismo día de 2010, viernes Santo con mi Cristo de la Conversión, tres levantás que llevan tu nombre, Manuel Tallafé, como bien sabes la primera la pedí yo, con el corazón en carne viva, roto por tu reciente marcha, solo 16 días después, con mi tunica blanca, antifaz caído, la cruz a cuestas y los pies desnudos, como mi alma. Las otras dos, ante mi silencio, incapaz de articular palabra por la coincidencia con la fecha, las pidió por ti, nuestro hermano Antonio Rivas, bajo las trabajaderas de Dios en la tierra, gracias de corazón a ti Antonio María, a ti Antoñito, a ti Güili y a ti Vargas.
Quisiera aprovechar esta oportunidad para agradecer a TODOS los componentes de esta cuadrilla el cariño recibido y compartir con vosotros el deseo de que conservemos la filosofía de la que disfrutamos en este momento, haciendo participe de la armonía existente a todo aquel que se acerque a este GRUPO HUMANO. Besos y abrazos para TODOS y cada uno de vosotros Hermanos.
A ti Virgen María en las advocaciones de Esperanza, Salud, Dulce Nombre y Monserrat agradecerte los dones concedidos y suplicarte que intercedas por mí ante tu hijo en las advocaciones de Tres Caídas y Soberano Poder para poder cumplir la promesa que un día les hizo un chaval con los bellos de punta y los ojos rebosantes de lagrimas al estar cerca de sus misterios.
Para terminar quisiera expresar la satisfacción que siento de haber podido trabajar junto a nuestro hermano Aparicio antes de su retirada. ¡Que pena no haber llegado antes a tus plantas Conversión para disfrutar más de su presencia bajo Tus trabajaderas!, pero también pienso, ¡que suerte haber llegado a tiempo! A partir de este año 2013 y hasta que el Señor lo estime oportuno, entraré cada año bajo sus pies en el paraíso que Él nos promete, con tu medalla atada a mi faja hermano Juan Manuel y no te quepa la menor duda de que tu “estarás con nosotros”.