En este mes de Marzo, en la antesala de una nueva primavera,
llama a las puertas de nuestro " Poco a poco......" un compañero de
cuarta trabajadera que lleva con nosotros en la cuadrilla nada más y nada menos
que 15 años de su vida.
Años antes, tuve el honor de participar en su formación como
costalero junto a un gran amigo común, Agustín Borrego
( Q.E.P.D ), en la cuadrilla de la Stma. Virgen de la
Divina Gracia.
Desde entonces, y poco a poco ( emulando el título de
nuestra sección ), fuimos fraguando una gran amistad de la que hoy hago gala.
Felizmente casado y padre de tres preciosas niñas, Murillo
entrega su sudor y sacrificio bajo las trabajaderas del Stmo. Cristo de la
Conversión tras caminar con su cruz penitente tras el manto corredentor de la
Stma. Virgen de las Angustias cada "madrugá"de Viernes Santo.
Quien conoce a Murillo sabe que es una persona cabal, fiel a
la amistad y férreamente comprometida con el oficio costalero.
Aunque su modestia le haga decir que " su
fuerte no son las letras", os dejo con un bello escrito salido de su mano
que, a mi particularmente, ha llegado a pellizcarme las entretelas.
José Vargas Spínola.Cuaresma 2013.
“ Bendito anonimato”
Me toca escribir en nuestro Blog en unas fechas muy
especiales, ya se acercan los días tan soñados por todos los que estamos en
esta gran familia, desde aquí expresar mi agradecimiento a nuestro querido
Capataz por haberme brindado esta maravillosa oportunidad, la cual intentare
aprovechar teniendo siempre presente que las letras nunca fueron mi fuerte.
Parte del Evangelio de un día tan importante como el
Miércoles de Ceniza dice:
San Mateo 6, 1-6.16-18
……..Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes
les gusta rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para
que los vea la gente. Os aseguro que ya han recibido su paga
Tú, cuando vayas a rezar, entra en tu aposento, cierra la
puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo
escondido, te lo pagará……….
Creo que en estas palabras se describe una de las
principales cualidades que debe poseer el costalero, el anonimato, a la cual añadiría también la
honradez, creo que sin estas dos líneas maestras, por muy buenos costaleros
técnicamente que podamos ser o por mucho que empujemos hacia arriba, no
conseguiremos ser buenos cristianos y buenos costaleros, honradez con los
compañeros que nos rodean y anonimato por respecto a lo que portamos sobre
nosotros.
Son muchos los nombres anónimos ya para muchos, que pasan
por mi cabeza: Medina, Dani, Alejandro, Rodríguez, Lucas, Portillo, Alfonso,
Bejarano…y como no Aparicio y nuestro querido amigo Alberto. Todos ellos han
tenido en común, el haber disfrutado
paseando a nuestro Padre cada Viernes Santo. Tenemos la gran suerte de
ser unos privilegiados, ya que somos los hermanos que podemos disfrutar el
contacto más cercano a Él durante la estación de penitencia, pero no podemos
olvidar que como todo en la vida, esto es un camino con un principio y un fin y
somos nosotros mismos los que debemos aprovechar y disfrutar al máximo lo que
este maravilloso camino nos pueda deparar. Esas trabajaderas están grabadas con
mucho esfuerzo, sacrificio, sudor, promesas, peticiones de todos y cada uno de
los que hemos tenido la gran suerte de poder disfrutarlas, eso es lo único que
dejamos bajo el paso cada Viernes Santo cuando lo recogemos en el interior de
la Capilla, es lo único que dejamos en herencia, nosotros debemos saber que lo
que nos llevamos es mayor, la satisfacción de la cercanía de Nuestro Padre, el
compañerismo del hermano, los momentos duros, los buenos y toda y cada una de
las vivencias que nos hayan marcado. El único que permanece inmutable en el tiempo
es Él, nosotros como dice el Génesis “Polvo eres y en Polvo te convertirás”.
Con el paso de los años no cabe duda que la forma de ver la
vida, las preocupaciones y todo lo que nos rodea sufre una evolución
directamente proporcional al paso de los mismos. A los que ya tenemos unos
cuantos Viernes Santos encima solo nos basta con pararnos un minuto y recordar
cual era nuestra situación en el momento de entrar a formar parte de la
cuadrilla, imagino que como me pasa a mi, casi todo os era totalmente diferente,
incluso los sentimientos evolucionan. Por eso tenemos la necesidad de buscar
esos momentos que parecen inalterables en el tiempo, que permanecen inmóviles
al calendario y nuestra Semana Santa es a mi entender, donde muchos buscamos
esa referencia, esa paralización del tiempo. Hay momentos en esa semana que me
hacen volver muchos años atrás, manteniendo unas formas ya convertidas en ritos
año tras año, la igualá, los ensayos en el Pumarejo, la papeleta de sitio, la
visita a los templos el jueves por la mañana, el vestirme de nazareno en casa
de mi padres, la tunica colgada en su dormitorio, siempre la misma despedida,
la misma oración al entrar y al salir del templo, incluso el café y las
torrijas del viernes por la tarde. Toda una serie de ritos que hacen parar las manillas del reloj. Solo la
falta de los que ya no están te hacen volver a la realidad del paso del tiempo,
aunque esa tristeza torna en alegría cuando compruebas que tus frutos, tus
hijos, inician poco a poco el camino de amor a unos titulares bajo nuestra
enseñanza, tal como nos enseñaron a nosotros los que nos precedieron,
continuando así un legado transmitido de generación en generación.
Por todo lo anterior os animo a que en estos días que nos
quedan de cuaresma y de Semana Santa los disfrutéis con los cinco sentidos y
que sepáis guardar en lo mas profundo de vuestro interior esos momentos tan
dulces que quedan por llegar.
Feliz cuaresma y feliz estación de penitencia Hermanos.
José Antonio Murillo Domínguez.
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