VENTICINCO AÑOS A TU SERVICIO, SEÑOR
Una vez concluido el verano, iniciamos un nuevo curso
cofrade y con él reanudamos la ronda de intervenciones en nuestro blog, tanto
en la sección " Poco a poco....", como en las entrevistas
personalizadas que nos ofrece nuestro querido amigo Parra.
He querido reiniciar ésta sección, porque éste próximo año
2013 tiene unas connotaciones muy especiales para vuestro capataz, ya que si
Dios quiere, se cumplirán 25 años de la primera vez que me puse al frente del
martillo del paso del Stmo. Cristo de la Conversión, haciendo las
funciones de segundo capataz, hasta que fui nombrado Capataz titular.
Durante todos estos años he tenido la oportunidad de
experimentar momentos inolvidables que han plasmado su impronta en mi persona,
quedando grabados a fuego en la senda de mi continuo aprendizaje.
Atrás quedaron aquellos viejos recuerdos de
"igualás" en el Mercado de Entradores, de acompañamiento musical con
sones romanos de la Centuria, de ensayos hasta altas horas de la madrugada que
culminaban con charlas y bocadillos en la casa de Hermandad, olor a viejas
parihuelas de madera en los almacenes de Pueyo y en Chapina.......
Media vida disfrutando de la cercanía de nuestro portentoso
Cristo cada Viernes Santo por las añejas calles de Sevilla......
No sería justo si no agradeciera desde éstas lineas a
aquellas personas que allanaron mi camino como capataz, a todos y cada uno de
los hombres que han entregado su esfuerzo y su sudor bajo las andas de nuestro
Crucificado, a tantas personas de nuestra querida Hermandad que durante veinticinco
años han depositado su confianza en mí.
Y dirigiendo la vista a nuestro presente, quiero desde aquí
mostrar mi señal de respeto y admiración a MIS HOMBRES, tanto a los de abajo
como a los de negro, que actualmente comparten conmigo la dicha de formar parte
de ésta cuadrilla tan señera.
Veinticinco años a Tu servicio, Señor, veinticinco años enriqueciéndome de Tu amor y de Tu humildad. Veinticinco años compartiendo con mi gente sencilla y honesta del costal, nuestra forma particular de rendirte culto.
Gracias, Señor de la Conversión, gracias.
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